Entrevista realizada por “Brasil de Fato” El filósofo húngaro Itsvan Mészáros alerta sobre las perversidades del capitalismo contemporáneo.
El mundo está preso en una espiral destructiva, la lógica del capital, que puede causar su desaparición. Se destruye la naturaleza pensando que se está estimulando la producción de mercaderías necesarias para el bienestar humano. Se justifican ataques militares que generan masacres como si fuesen las únicas formas de detener la violencia. Tales anomalías no llaman la atención a la mayoría de la población, pues están cubiertas en una capa que dificulta su comprensión. Esto, de acuerdo con el filósofo húngaro Istvan Mészáros (IM) se llama alienación.
“La pérdida del control sobre las actividades humanas que podríamos y deberíamos controlar” dice Mészáros, cuando estuvo en Sao Paulo para el relanzamiento de su libro “La teoría de la alienación en Marx”, editorial Boitempo 2006.
Habló sobre los aspectos más perversos del capitalismo y de la lógica del capital, fenómeno que insiste en diferenciar. Explicó que donde hay alienación están los elementos que pueden derrocar la dominación del pueblo. Son el alimento de las prácticas de transformació
El pensamiento crítico precisa ser desarrollado por el pueblo pues sólo él tiene la fuerza de liberarse”, dice.
BF: En “La teoría de la alienación en Marx”, Ud. afirma que se volvió una necesidad histórica problematizar el concepto de alienación. ¿Por qué?
IM: La sobrevivencia de la humanidad está amenazada, no sólo en razón de la potencia militar de algunos países, sino también en virtud de la devastación de la naturaleza. Debemos modificar radicalmente nuestro modo de vida o desapareceremos. Llegamos a ese punto porque hay un poder del que estamos alienados que controla al sistema social, en vez de ser nosotros mismos los que dirijamos nuestro destino. Poderosos intereses económicos determinan el modo cómo debemos relacionarnos con la naturaleza, llevándonos a nuestra propia destrucción. En la Eco 92, encuentro internacional realizado en Río de Janeiro en 1992, varias promesas fueron enunciadas por gobiernos, incluido el estadounidense, para detener la devastación ambiental. Más, ellas no son cumplidas cuando el presidente George W. Bush deja de firmar el Protocolo de Kyoto, a pesar de reconocer que los EEUU son responsables por un cuarto de los daños a la naturaleza. La devastación es irreversible.
BF: El capitalismo contemporáneo funciona bajo la lógica de producción destructiva. Las máquinas del sistema no paran, pero su funcionamiento es perverso, pues agotan el planeta.
IM: Los EEUU asumen un papel determinante en la dirección del poder alienado que dirige los destinos de la población mundial. La mayoría compuesta por los otros países, no es menor, más no consiguen competir con el imperio. Al mismo tiempo, la condición de superpotencia de los EEUU es paradojal, pues el país pasa por grandes dificultades económicas, manifestadas en una deuda catastrófica que no tienen cómo saldar. Los intereses sólo son pagados con dineros extraídos de otros países, por medio de acuerdos de comercio injustos o intervenciones militares. Antes el capitalismo se enorgullecía de ser una destrucción productiva, pero en su manifestación imperialista se sustenta en la lógica de la producción destructiva. La alienación, absolutamente dominante, es el instrumento fundamental de esa lógica perversa.
BF: ¿Por qué decidió basar su análisis en “Los manuscritos económicos filosóficos”, del pensador Karl Marx, de 1844?
IM: Esa obra representa el momento de maduración de la teoría del capital que Marx va a presentar en otros textos como “El Capital”. El decía que el mundo estaba caminando hacia tener la capacidad de destruirse. Hoy tenemos el poderío militar para destruirnos más de mil veces. Hace algunas décadas, cuando los EEUU y la Unión Soviética disputaban la hegemonía mundial, se hablaba de la teoría de la destrucción mutua asegurada. El poderío nuclear de las dos potencias mantenía un cierto equilibrio planetario. Hoy, por lo menos, una docena de países tiene armas nucleares y la posibilidad de una confrontación con bombas atómicas, no está descartada. Además de eso, otros armamentos, especialmente químicos, ponen en riesgo a la humanidad. Teóricos del Pentágono que no se pueden llamar de otra manera, sino locos, defienden el uso de armas de destrucción masiva contra países que resisten la dominación total de los EEUU. El resultado de pensamientos como esos, es la situación de Irak, donde más de 100 mil personas han muerto. La insanía, como base de la influencia del Pentágono, se torna en lógica dominante de las relaciones internacionales.
BF: ¿Cómo define Ud. la alienación?
IM: Es la pérdida de control sobre las actividades humanas que podríamos y deberíamos controlar. El sistema social es una construcción humana y debería ser controlada por los hombres, más, está lejos de nosotros, fuera de nuestro alcance, está alienado. Está, algunas veces, usurpado.
BF: ¿Cómo hacer ese control?
IM: No tiene como ser controlado bajo la hegemonía del capital. La alienación no es algo mágico que cae del cielo, más, es parte fundamental de lo que yo llamo metabolismo social de la humanidad. La alienación es un tipo de controlador del capital que no se preocupa cómo será el destino del planeta, sino de su propia reproducción, infinita. La ironía de la humanidad es que consigue desarrollar instrumentos suficientes para mantenerse, para que todos tengan qué comer, más son usados para estimular una realidad destructiva. La lógica del capital es estimular la alienación pues eso hace aparecer que la población acepta esa paradoja. La alienación lleva a la racionalizació
BF: En “Los Manuscritos…”, Marx habla en diferentes formas de alienación, pero destaca a dos hombres en relación a ellos mismos y sus pares. ¿Cómo pensar en una acción revolucionaria, si estamos dispersos y atomizados?
IM: La lógica del capital fuerza una competencia destructiva de los hombres. La competencia en sí no es mala. Puede llevar a la superación de límites y hasta a nuevas formas de cooperación. Hoy, la competencia, es antagónica: alguien tiene que ser siempre destruido. Genera una onda de miedo, lo que sirve de soporte a los gobiernos autoritarios. La base de nuestra vida social, la producción, que es la reproducción de condiciones de nuestra sobrevivencia, se encuentra fuera de nuestro control. Aquí una vez más está la alienación. La propia noción de economía, fundamental para nuestra vida es desvirtuada. Antes quería decir necesitar. Hoy, es consumir, el último nivel posible. Quebrar la alienación es reponer las definiciones históricas reunidas, mostrando la trayectoria de conocimiento de cada concepto y práctica.
BF: La Unión Soviética, China y Yugoeslavia, países que reivindicaron el comunismo, no se preocuparon mucho más que los capitalistas de la naturaleza.
IM: Nunca tuvimos países realmente comunistas. Esos tres países, desafiaron, de hecho el capitalismo pero nunca se desvincularon del poder del capital. Encontraron otras formas de hacerlo existir. Uno de los países que más desbastó el ambiente fue la Unión Soviética que contaminó territorios inmensos. La construcción del socialismo no puede desligarse de la preocupación por la ecología, base de nuestra sobrevivencia. La cuestión no es sólo derribar el capitalismo o los Estados capitalistas, que pueden, hasta ser fácilmente derribados, sino crear un nuevo poder que enfrente la lógica del capital. La Unión Soviética es la prueba que los Estados capitalistas pueden ser derribados y después restaurados. La raíz del problema no es el capitalismo – un sistema reciente dentro de la historia de la humanidad - sino la lógica del capital. Los países citados, se decían comunistas, pero mantuvieron la lógica de producción destructiva. Pensaban que tenían que producir más que los EEUU, controlar más áreas de influencia. Siguieron en verdad la mima lógica. No fueron a buscar el sentido original de los conceptos y conocimientos, como la definición antigua de la economía o las contradicciones anotadas por Marx. Reinterpretaron la alienación, pero la mantuvieron como lógica dominante.
BF: El gran desafío de la humanidad es desarrollar una cultura critica, en el sentido político del término, en relación a las prácticas sociales actualmente alienadas.
IM: No basta mantener la crítica en la cabeza o para un círculo cerrado, es preciso hacer un puente con la realidad. La crítica tiene que ser el alimento para organizar un movimiento de masas para transformar la lógica del capital. Eso exige que las personas críticas asuman la responsabilidad de cambiar rumbos. Pero ¿cómo es eso posible si apenas unos pocos, están en la dirección política y otros están excluidos de las decisiones? ¿Cómo esperar que las personas asuman la responsabilidad por decisiones que nunca tomaron, que no encuentran ni saben cómo hacer?
BF: La propia noción de que algunos saben y otros tienen que ser dirigidos, es ideológica. La alienación mantiene esa visión, que genera personas inseguras, fáciles de manipular.
IM: No se puede perder de vista la necesidad de la confrontación. Los excluidos tienen que cuestionar la razón de su exclusión. De ahí van a llegar a la conclusión que no hay nada que la justifique.
BF ¿Cómo se da esa toma de conciencia?
IM: No se puede dar simplemente por un grupo de intelectuales. El pensamiento crítico precisa estar al alcance y ser desarrollado por una masa de personas. El problema es que desde la más tierna edad en las escuelas a las personas se les enseña a ser dóciles. Muchas personas no tienen acceso a la educación formal. Formas alternativas de educación deben ser desarrolladas por el pueblo. Es preciso recuperar el sentido de la educación que es conocerse a sí mismo, aprender por diferentes medios, creativos y alternativos. El pensamiento crítico precisa ser desarrollado por el pueblo, pues sólo él tiene la fuerza para liberarse. No hay fórmula mágica para destacar la necesidad de estimular la creatividad que la alienación trata de destruir.
BF: Marx dice que es preciso buscar el punto de contradicción del sistema, pues sólo en ella está la llave para la emancipación. Ud. ¿está diciendo que es necesario desmitificar los mecanismos de la alienación?